Durante el Renacimiento, la afición al bordado se extiende por toda Europa y entra a formar parte de la educación femenina. De ésta manera aparece el sampler o muestrario, que eran unas piezas de tejido donde las niñas y jóvenes bordaban grecas, flores, símbolos religiosos, letras,… etc., para ejercitarse. Estos muestrarios se trasmitirían de generación en generación, quedando como un patrimonio familiar y constituyendo una verdadera enciclopedia de consulta, sobre la cual sería posible encontrar el motivo mas adecuado para la realización de una determinada labor.
Quizá los samplers más famosos sean los procedenes de Gran Bretaña y Estado Unidos pero también hay que destacar los alemanes y holandeses. Suelen bordarse en seda o lino , tienen multitud de motivos religiosos explicando el Antíguo y el Nuevo Testamento y se adornan de diferentes tips de puntos (satin stich, backstich)