Spaguettis a la Carbonara

320 gramos de spaguettis o tallarines
150 gramos de panceta curada en trocitos,no ahumada
4 huevos grandes batidos
50 gramos de aceite virgen extra.
100 gramos de queso parmesano rallado, si no se encuentra sustituir por queso de oveja curado rallado.
10 gramos de pimienta negra molida.

Cortar en trocitos el bacon o panceta y freír en una sartén con un poco de aceite de oliva. Cocinar 5 minutos a fuego lento.
En una ensaladera pequeña batir los huevos con la pimienta molida.
Cocinar la pasta como siempre «al dente» (leer los minutos en el paquete).
Escurrir la pasta y ponerla en la sartén, cocinar 5 minutos a fuego lento, mezclando muy bien.
Quitar del fuego y añadir los huevos batidos y el queso rallado y mezclar muy bien hasta que se forme una cremita.
Comer caliente .

La Carbonara es una salsa empleada en los platos de pasta, generalmente spaghetti o cualquier pasta larga, tradicional de la cocina italiana que se puede ver a menudo en la ciudad de Roma. La receta original romana emplea sólo como ingredientes:  huevos, pimienta negra y manteca de cerdo;  para ligar la salsa: o bien aceite de oliva o mantequilla. El empleo de beicon no aparece en la receta original y se cree que fue introducido en Roma cerca del año 1944 por las tropas aliadas tras la Segunda Guerra mundial.

La crema o nata no es un ingrediente original de esta salsa al igual que la cebolla, y no se emplea con la pasta en Italia central.

Buena compañía

En el pasado, los champiñones y otras muchas setas estaban estrechamente vinculados con lo sobrenatural y todavía hoy su conexión con el lado misterioso de la vida no ha desaparecido del todo. Los anillos de hada (grupos de champiñones en forma de círculo) aparecen inexplicablemente de la noche a la mañana en muchos campos y bosques, y según las leyendas las tormentas son un buen augurio para una espléndida cosecha de champiñones. Muchas clases de setas y hongos son o bien tóxicas y venenosas o bien alucinógenas, y en el pasado su veneno se destilaba y era destinado a toda clase de siniestros propósitos.

Los jeroglíficos egipcios contienen leyendas en las que se les atribuía la inmortalidad y los faraones, fascinados por su sabor, prohibieron que los tocaran los plebeyos. La creencia de que prolongaban la vida y que eran afrodisíacos llegó a extenderse tanto que Julio César emitió un decreto prohibiendo que las tropas los consumieran. Después se conviertieron en símbolo de distinción social: los epicúreos romanos y las realezas francesa e inglesa sólo permitían que se sirviesen en las cortes y los palacios. Otras civilizaciones los emplearon en rituales religiosos: México, Centroamérica, China, Siberia, Grecia y Rusia, seguras de que les confería la capacidad de hallar objetos y personas perdidas, curar enfermos, tener una fuerza sobrenatural y establecer contactos con los dioses.

Seguramente el hombre procuró cultivarlos desde tiempos remotos. Los primeros registros proceden de China y Japón, donde se estima que el shiitake (Lentinus edodes) se cultivaba por lo menos desde hace unos 800 años, de forma muy rústica . En Europa se cultiva el champiñón desde hace unos tres siglos.

Tienen un bajo contenido calórico y constituyen una buena fuente de vitaminas y minerales, así como de sustancias con acción antioxidante.


Champiñones rellenos

12 champiñones grandes
2 diente de ajo
1 cebolleta fresca
25 gramos de jamón serrano
1 pizca de perejil
4 cucharadas de vino blanco
4 cucharadas de aceite de oliva
queso parmesano
sal

Limpiamos los champiñones, separando el sombrero del tallo. Reservamos los sombreros cortando finamente los tallos.
Cortamos en brounoisse (en cuadradito muy fino) la cebolleta, el ajo y el perejil.
Rehogamos la cebolleta y el ajo en una sartén con aceite de oliva; cuando esté pochada añadimos los tallos de los champiñones troceados y dejamos que se cocinen hasta que se ablanden.
A continuación, añadimos el jamón troceado en daditos y dejamos al fuego unos segundos.
Por último, añadimos las cuatro cucharadas de vino y el perejil picado, rectificamos de sal y retiramos del fuego.

En otra sartén ponemos un poco de aceite de oliva y asamos los sombreros , por ambos lados durante unos minutos.

Rellenamos con el  salteado los sombreros , los ponemos en una bandeja que pueda ir al horno, espolvoreamos un poco de queso parmesano y los gratinamos.


Oreo cupcakes

Esta es la nueva variedad de cupcakes que ha realizado Victoria : cupcakes de  galletas Oreo y para la decoración, cómo no, Oreos mini. Los he hecho esta tarde y están deliciosos.

Esta vez no incluiré la receta porque prefiero que visitéis su blog y os deleitéis de todas sus dulces tentaciones.

¡Sobresaliente!

Los cupcakes nacieron en los Estados Unidos en el siglo XIX como una forma fácil de producir una gran cantidad de pequeños pasteles, en corto tiempo y evitando que se quemaran, ya que en esa época los pasteles eran muy grandes y no solo llevaban muchtiempo de cocción, sino que además era común que se quemaran por fuera.

La historia de cómo nació el cupcake tiene dos versiones similares. La primera dice que los cupcakes nacieron tras preparar los pastelillos (cakes) en las tazas  (cup) de te (siendo las tazas los recipientes dónde se horneaban);  la segunda dice que se crearon gracias a una nueva forma de medición que había nacido en Estados Unidos (y que  hoy se sigue usando): la medida en tazas. ). Como se ve  las historias no difieren demasiado la una de la otra, y bien las dos podrían ser la misma contada de distinta forma.
En un principio estas preparaciones llevaban no solo el nombre de “cupcakes” (tortas taza) sino también el de “numbers” (números), obtenido debido a la singularidad de la receta original: una taza de manteca, dos tazas de azúcar, tres tazas de harina y 4 huevos, además de una taza de leche y una cucharada de te de polvo de hornear. Esta formula llegó a conocerse como la masa uno-dos-tres-cuatro, y de ella  se originaron las recetas modernas de cupcakes.


Tortilla de patatas: simple pero exquisita

En las crónicas de Indias se tiene documentado que en 1519, ya se conocía la tortilla de huevo tanto en Europa por los conquistadores españoles como en América al menos por los aztecas, quienes la preparaban y vendían en los mercados de Tenochtitlan.

La papa o patata es una planta originaria de América del Sur, y fue conocida por los españoles de mano de los incas. Los incas llamaban a la planta papa en quechua. La similitud de la papa con la batata favoreció que en el siglo XVII en España llamaran patata a la primera.

El primer documento conocido en el que aparece una referencia a la tortilla de patatas es navarro. Se trata de un anónimo «memorial de ratonera», dirigido a las Cortes de Navarra en 1817; en él se explican las míseras condiciones en las que viven los agricultores comparándolos con los habitantes de Pamplona y de la Ribera navarra. Después de una larga enumeración de los míseros alimentos tomados por los montañeses aparece la siguiente cita: «…dos o tres huevos en tortilla para cinco o seis, porque nuestras mujeres la saben hacer grande y gorda con pocos huevos mezclando patatas, atapurres de pan u otra cosa…«.

La leyenda dice que la inventó una anónima ama de casa navarra, en cuya casa paró el general Zumalacárregui, durante las guerras carlistas. La señora, que era pobre y lo único que tenía eran huevos, cebolla y patatas, acabó haciendo un revuelto con todo ello, revuelto que gustó mucho al general, que luego la popularizaría dándosela de comer a sus tropas.

Recientemente el libro La patata en España. Historia y agroecología del tubérculo andino escrito por Javier López linaje, científico titular del Centro de Ciencias Humanas y Sociales del CSIC, sitúa el origen de la tortilla española en la localidad extremeña de Villanueva de la Serena. El citado libro contiene datos concretos que hablan de la tortilla de patatas en esta localidad unos veinte años antes de las primeras menciones en la leyenda tradicional, si bien estas informaciones están actualmente siendo estudiadas por diversos científicos e historiadores.


La receta auténtica de la tortilla de patatas es muy simple pero la verdad es que es imposible probar dos tortillas de patatas realmente iguales.

4 huevos
4 patatas
1 cebolla
Sal
Aceite de oliva

Pelar y lavar las patatas y secarlas con un papel de cocina.
Cortarlas en láminas finas al igual que la cebolla.
Poner el aceite a calentar en una sartén.
Echar las patatas con la cebolla. Salar.
Hacerlas a fuego lento moviéndolas de vez en cuando.
Retirar las patatas y la cebolla cuando estén blandas escurriendo bien el aceite.
Batir los huevos y añadir las patatas y la cebolla y un poquito más de sal.
En otra sartén más pequeña antiadherente, poner un poquito de aceite a calentar.
Cuando esté caliente, echar la mezcla. Esperar un poco, poner por encima un plato un poco más grande que la sartén y dar la vuelta a la tortilla.
Darle varias vueltas en función del gusto del consumidor. 

Empezar y no parar…

Con el permiso de Victoria os hago participes de la receta de cookies de chocolate que publicó hace días en su blog. Tengo varias recetas de cookies, pero estas están GENIALES. Probarlas y me contáis.

CHOCOLATE CHIP COOKIES

225 gr mantequilla sin sal
150 gr azúcar blanca
160 gr azúcar moreno
2 huevos
2 cucharaditas de extracto de vainilla
420 gr de harina
1 cucharadita de bicarbonato
1 pizca de sal
270 gr chocolate chips

Batir con la batidora de varillas (o en su defecto, a mano) la mantequilla con el azúcar blanca y con el azúcar moreno hasta que esté toda integrada. Añadir los huevos y batir unos minutos, nuevamente hasta que forme una masa homogénea.

A continuación volcar la harina, la vainilla, el bicarbonato y la sal sobre la mezcla anterior y batir durante unos 5-8 minutos.

Añadir a la masa las chips de chocolate y amasar para que queden bien repartidas. Hacer bolitas con la masa y aplastar ligeramente para dar un poco de forma de galleta.

Situar las bolitas en la bandeja de horno, sobre papel vegetal para evitar que se peguen y separadas unas de otras, ya que crecen bastante. Hornear durante unos 8-10 minutos a 180º (horno precalentado), con el ventilador si se trata de horno de convección o con las placas del horno de arriba y abajo encendidas.


Panellets

Aunque la tradición anglosajona de Halloween gana adeptos día a día, la fiesta católica del Día de Difuntos o Día de Todos los Santos todavía tiene sus fieles seguidores en España e Hispanoamérica. Cada primero de noviembre, muchas familias rinden culto a sus antepasados acudiendo al cementerio. Pero esta fiesta es algo más que un tributo a los fallecidos: es un día perfecto para reunirse con la familia y degustar los postres típicos de tan señalada fecha.  Cada región tiene sus propias preferencias para la repostería de esta jornada, pero, sin duda, los buñuelos de viento, los huesos de santo y los panelletes son los postres más populares en España.

Huesos de santo:  no tienen una forma definida ‘de hueso’. No son más que canutillos de mazapán que se recubren de almíbar, que es lo que le da ese toque de color tan blanco.

Buñuelos de viento: mucho más ligeros y económicos que los anteriores , se llaman  ‘de viento’ por no estar rellenos de ninguna crema, aunque hoy también se venden el Día de Todos los Santos los rellenos de distintos sabores. La pasta del buñuelo, hecha de harina y azúcar, que se fríe en aceite bien caliente, tiene una gran tradición gastronómica en España.

Panellets: más habituales en Cataluña, pero ya muy extendidos por toda España, destacan también entre los postres del Día de Difuntos.  Al igual que los huesos o los buñuelos, los panellets son unos pasteles pequeños, de gusto exquisito, que se pueden comprar o elaborar de diversos sabores, aunque los de piñones son los más tradicionales.

PANELLETS  DE PIÑONES

500 gr de harina de almendra
500 gr de azúcar glas
100 ml de agua

(Salen unos 50 panellets)

Triturar el azúcar hasta que quede bien fino.

Mezclar todos los ingredientes hasta conseguir un mazapán fino.

Dejar reposar como mínimo 24 horas.

Una vez reposada la “madre” hacer un rollito del cual se separan tantas partes como panellets se quiera hacer. Hacer bolitas. Batir un huevo y mojar las manos con él; coger piñones en cantidad y forrar con ellos la bolita.

Cocer  al horno a 250 ºC durante 3 o 4 minutos. (horno arriba +turbo o gratinador )


Alcuzcuz o cuscús

El cuscús es la sémola de trigo duro, mezclada y trabajada con harina y tamizada varias veces hasta obtener los granos de un tamaño característico. Destaca su elevado aporte de carbohidratos;  contiene alrededor de un 12% de proteínas y la grasa que aporta es insignificante (menos del 1%). En cuanto a las vitaminas y minerales, destacan las del grupo B y la vitamina E, el magnesio, el zinc y el hierro (de peor absorción que el procedente de alimentos de origen animal), en la versión integral.

Una de las primeras referencias al cuscús procede de un escrito anónimo del siglo XIII sobre cocina:  Kitāb al-taṭbīj fī l-Magrib wa-l-Andalus (Libro de la cocina en el Mágreb y Al-Ándalus) en el que se menciona una receta para preparar el cuscús y  representó en este siglo, el plato más completo tanto húmedo como seco.

Llegó a la península Ibérica a finales del siglo XII, como una variante de la sopa de pan y las migas . Fue un plato muy apreciado en Al-Ándalus y entre la población morisca durante los siglos posteriores, como lo muestra el hecho de que en castellano antiguo exista una denominación para este plato: alcuzcuz. En el Quijote se menciona indirectamente, cuando, en el capítulo 9 de la Primera parte, el narrador contrata a un morisco para traducir del árabe unos manuscritos sobre don Quijote a cambio de «dos arrobas de pasas y dos fanegas de trigo». Francisco Rico, en su edición de la novela, comenta a propósito de este pasaje: «Con las pasas y la sémola del trigo se preparaba el alcuzcuz, plato muy apreciado por los moros».

Una de las referencias más tempranas al cuscús es un texto de Provenza en el que describe un viajero denominado Jean Jacques Bouchard cómo se come un alimento similar al cuscús en Toulon en el año 1630 y posteriormente en Bretaña en una especie de carta fechada en el 12 de enero de 1699.

Hoy en dia no puede faltar el cuscús en la gastronomia del norte de África y se ha convertido en un plato de indiscutible importancia en:  Marruecos, Argelia,Túnez, Libia, Egipto y en Europa en Sicilia y, especialmente, Francia.

Todavía existen dudas sobre el significado original de la palabra alcuzcuz, tomada del vocablo berebere “al kuskus”. Según algunos, designa la cantidad de alimento que un ave coge con su pico y que amasa en minúsculas bolitas para alimentar a sus crías.

ENSALADA DE CUSCÚS

½ kg de cuscús precocido
1 brik de caldo de verduras
1 cebolleta tierna
1 lata de maíz cocido
2 tomates rojos
20 aceitunas negras sin hueso
50 gr de pasas de corinto remojadas
1 paquete de zanahoria rallada

Aliño

Aceite de oliva virgen
Zumo de un limón
Unas hojas de menta fresca

Hidratar el cuscús: tomar como medida 4 tazas de cous-cous por 4 tazas de caldo de verduras bien caliente; mezclar y dejar reposar 5-6 minutos tapado.

Mientras trocear todos los ingredientes de la ensalada y preparar el aliño batiendo los ingredientes indicados.

Verter una cucharada de aceite sobre el cuscús y remover para que el grano quede suelto. Incorporar todos los ingredientes picados y regar con el aliño. Picar la menta fresca y espolvorear por encima de toda la ensalada. Servir fresquita.



Victoria´s Cakes

El pasado jueves Victoria celebró una tarde de «puertas abiertas» con motivo de  la inauguración de su nuevo atelier en Barcelona y tuvo la amabilidad de invitarme. El sitio espectacular: una preciosa finca modernista en la zona alta de Barcelona. Sus pasteles no podían tener otro entorno más apropiado. Victoria nos enseñó a decorar varias galletas y  moldeamos con pasta de azúcar un sombrero de bruja para decorar un cupcake (¡se acerca Halloween!). Las galletas estaban deliciosas y los cupcakes uhmmmmm…¡¡¡¡tenéis que probarlos!!!!


Gracias Victoria por esta  deliciosa experiencia

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